dimarts, 8 de maig del 2007

Cuando la realidad supera a la ficción


Título: Noticia de un secuestro
Autor: Gabriel García Márquez
Editorial: Mondadori, Barcelona
Primera edición, 1996





“Noticia de un secuestro” supone el mejor regreso a los orígenes periodísticos de Gabriel García Márquez (1928). El escritor colombiano, que empezó como periodista a mediados de la década de 1940 y que obtuvo el premio Nobel de Literatura en el año 1982, nos muestra su capacidad para convertir en materia de interés nada menos que la monótona vida cotidiana de diez secuestrados.
A finales de 1990, Colombia vivió una oleada de secuestros y ataques contra el estado y los medios. Estas acciones fueron llevadas a cabo por narcotraficantes liderados por Pablo Escobar para presionar al gobierno de abolir el proyecto de extradición a los Estados Unidos para cumplir condena por sus ataques terroristas.
La historia comienza cuando Pablo secuestra a Maruja Pachón y a Beatriz Villamizar, una destacable periodista y la cuñada de ésta. A partir de este momento, García Márquez será capaz de reflejar los sentimientos (tan distintos entre sí, tan particulares) de estas dos mujeres y de otras ocho más personas nacionalmente conocidas las cuales, durante seis meses, vivieron aterrorizadas y angustiadas por sus vidas en una habitación donde apenas cabía de largo un colchón.
La obsesión por el detalle y el uso de la anécdota como forma de revelación son parte esencial de este libro. Aunque cabe destacar el cambio magistral de los puntos de vista. Los focos de la narración pasan de unos personajes a otros de un modo claro pero también imperceptible: no hay cortes, no hay saltos bruscos cosa que facilita la lectura la lector. Además, con la descripción de los diferentes puntos de vista, Gabriel García Márquez quiere demostrar que en esta historia terrible hay más víctimas que los propios secuestrados. El autor profundiza en el dolor de los que están privados de libertad, pero también en la angustia incalculable de sus familias y en la tensión de los captores. Pero el logro verdadero de la novela es, sin duda, el tono del relato ya que describe de una manera fría el horror. No se permite el autor el recurso fácil de explayarse en descripciones minuciosas de los asesinatos de dos de los diez rehenes (Marina Montoya y Diana Turbay). En el caso de la ejecución de Marina, el autor centra su atención en Maruja Pachón y Beatriz Villamizar, sus compañeras de cautiverio y, en el momento que para ellas supone pensar sobre el destino de su amiga, que temen que sea la muerte.
Sólo una objeción a un trabajo impecable: una decepcionante frase final colocada en el epílogo: “Qué barbaridad- suspiró ilusionada- todo esto ha sido como para escribir un libro!”. La frase no es nada más que una frase hecha cosa que parece sorprendente que García Márquez haya utilizado una para finalizar una novela.
Para acabar, no debemos olvidar que cuando se lee “Noticia de un secuestro” es difícil aceptar una verdad ya que no es tan fácil pensar que es cierto que hechos tremendos hayan formado parte y continúen formando de la angustiosa y cruda realidad que sufre el pueblo colombiano.