dijous, 13 de març del 2008

Juno, mitología independiente Hollywoodiense

Año tras año, sin falta, la industria del cine independiente norteamericano sorprende a crítica y público con un buen número de obras dignas de ser recordadas. Pero el gran ‘boom’ del fenómeno ‘indie’ llegó el año pasado con la simpática y divertida Little Miss Sunshine, que consiguió colarse en la ceremonia de los Oscar llevándose dos galardones –guión original y actor secundario- y disputándole a obras de vacas sagradas del universo cinematográfico -Eastwood, Scorsese o Frears- el premio a mejor película del año 2006.

En este contexto se enmarca Juno, el éxito independiente de la temporada. Juno, que se llama así por la diosa romana, no por la ciudad de Alaska, es una joven de 16 años de edad que, después de su primera relación sexual, queda embarazada y decide, tras largas reflexiones y divagaciones, dar a su hijo en adopción. Ella, Juno, no es ni mucho menos una adolescente convencional; es culta, extremadamente sarcástica, inteligente y, porque no decirlo, un poco pedante. Además de ella, la fauna de personajes que el film nos presenta es de lo más variopinta y heterogénea que uno pueda imaginar; un padre extrañamente comprensivo y condescendiente, una madrastra a ratos odiosa a ratos cariñosa, un ‘co-culpable’ del embarazo tímido e introvertido y una pareja, la “beneficiaria” del embarazo, muy curiosa: un hombre inmaduro y soñador y una mujer con el instinto maternal excesivamente desarrollado.

En realidad, y vista con perspectiva, uno no acaba de creerse este mundo, le parece todo como muy lejano. Pero en el momento, la película se disfruta sobremanera. Los realizadores tratan de recordarnos constantemente la condición de la obra, parece que nos diga: “Eh, soy ‘indie’, que conste”, y todo debido a los pintorescos y originales títulos de crédito, los frescos y mordaces diálogos o su fantástica banda sonora ‘gafapastosa’ –con los Belle and Sebastian, los Sonic Youth o los Velvet Underground-.

El film es fresco, divertido, soñador, vitalista e inteligente y por eso, y por mucho más, Jason Reitman, un director hijo de otro director realizador de comedias sin gracia, y Diablo Cody, guionista que hasta hace dos años se ganaba la vida haciendo de stripper, han hecho de Juno una de las películas del año. Toda una joya a descubrir.