La organización se acercó este mediodía a la Facultat de Comunicació Blanquerna para presentar una campaña que lanzó el pasado noviembre llamada: “Pastillas contra el dolor ajeno”. Esta campaña trata de dar a conocer las seis enfermedades olvidadas, que en el primer mundo pasan desapercibidas. El objetivo de este proyecto es obtener los fondos monetarios necesarios para financiar el tratamiento oportuno para curar a los enfermos de dichas enfermedades. Ahora bien, no se trata de una campaña publicitaria normal y corriente, es algo más. Hablamos de un proyecto, además de con mucho trabajo en sus espaldas, que trata de sacar la fibra sensible y emocional que todos tenemos de una forma original y novedosa.
El acto de presentación de “Pastillas contra el dolor ajeno” en Blanquerna ha dispuesto de la presencia de tres profesionales, entre los cuales se encuentra el ideólogo del plan, Jorge Martínez. También hemos podido disfrutar del conocimiento y presencia de Andrea Aguilar, empresaria y coordinadora financiera y Rafa Carrascosa, analista jurídico; ambos miembro de MSF.
La conferencia la inició Rafa Carrascosa quien introdujo en primer lugar la organización MSF y su notoriedad. Explicó la labor de la organización y no dudó en afirmar ser “la ambulancia del mundo”. Carrascosa, dejó claro que MSF interviene en temas de acción humanitaria, no de cooperación i desarrollo. También explicó la intervención de la organización con las víctimas de conflictos armados, con las víctimas de violencia social i las personas excluidas de la atención sanitaria. También su actuación de ayuda a las víctimas de desastres naturales y de enfermedades endémicas y epidémicas. En este último caso habló del cólera, sarampión, fiebres, hemorrágicas, VIH/sida, malaria (que provoca muerte de un niño cada 42 segundos) tuberculosis que se cobra más de un millón y medio al año de vidas), Chagas (la muerte súbita, sin explicación), kala azar, enfermedad del sueño (provocada por la mosca tsé tsé), desnutrición, etc.
Por otro lado, se mostraron los ingresos de que dispone la organización MSF (71,6 mil €). El 88% de los fondos son privados y el 12% institucionales. Esto les da la libertad de decidir dónde, cómo y cuándo actúan. Los gastos son de 67,3 mil € y el 84% se enviado a la misión social, delante del 16% destinado a gastos de apoyo.
Más adelante se profundizó en la campaña “Pastillas contra el dolor ajeno” en particular. Como ya hemos dicho anteriormente, esta campaña se centra en la actuación y ayuda a las víctimas de enfermedades olvidadas, con el fin de reducir la mortalidad que estas provocan.
Su ideólogo habló de este proyecto atribuyéndole el título de “inusual”, porque no sigue una lógica habitual. Jorge Martínez, creativo en una agencia de publicidad murciana muy pequeña, afirma que las dimensiones y terreno de actuación de la campaña “Pastillas contra el dolor ajeno” se salen de lo habitual en su agencia.
Habló del inicio del proyecto, dónde todo era una simple idea. Todo empezó cuando un fotógrafo de la organización MSF le mostró unas fotos sobre enfermos olvidados. Era la primera vez que el creativo podía ver cómo a través de la fotografía se le daba protagonismo al enfermo y no tanto al contexto. De aquí surgió la idea y quiso llevarla a cabo. En pocos meses presentó el proyecto a MSF y estos, tras deliberar una temporada, quedaron embelesados con él.
Jorge explicó el enfoque de la campaña. Empezó introduciendo que en España lo que más nos obsesiona es no sufrir. De hecho el medicamento mas tomado son los analgésicos. La sociedad quiere, por tanto, evitar el sufrimiento. Frente a esta realidad y otra tan dramática como la de que miles de personas mueran porque no tienen medios para llegar a medicinas que necesitan (y que realmente existen), surgió la idea de crear unas pastillas de venta en farmacias Españolas para ayudar a estos enfermos.
En un principio, la idea del proyecto es simple: La venta de un producto, en concreto, de unas cajitas de cartón con la cantidad de 6 caramelos de eucalipto en su interior por el precio de 1€. Sin embargo, lo que se quiere transmitir no es la simple venta de unos caramelos. Se trata, en definitiva, de dar la posibilidad a las personas de comprar unas pastillas que no curan el dolor de uno mismo, sino el de aquellos que no tienen pastillas. La venta de este producto da la oportunidad a las personas de salvar vidas. De este modo, se crea la concepción de que el dolor ajeno también afecta a los que no lo padecemos de primera mano. Respecto a esto, Andrea Aguilar afirmó que “sería bonito que el producto se vendiera más que los medicamentos corrientes, ya que eso significaría que a los españoles nos preocupa más el dolor ajeno que el propio”.
La última en intervenir fue Andrea Aguilar, quien afirmó el largo trabajo que ésta campaña ha conllevado (unos dos años y medio) y los gratificantes resultados obtenidos después de cuatro meses de actividad. Atribuyó la mayor dificultad a la parte burocrática del proyecto, aquella que no se ve a primera vista. La parte más complicada fue convencer a todo el sector farmacéutico. Tras mucho trabajo, “la idea enamoró y se apostó por un producto que era una herramienta de sensibilización, que iba a llegar a la gente de una manera diferente de lo habitual”. Una vez adquiridos todos los permisos necesarios, empezaron a recibir colaboración de soportes exteriores, cosa que llevó mucho tiempo. Más adelante, cuando todo estuvo a punto se hizo el primer lanzamiento de la campaña destinado al canal farmacéutico, concretamente el 13 de octubre de 2010. Un mes después se llevó a cabo el segundo lanzamiento, esta vez dirigido ya a la población, para que ésta se dirigiese a la farmacia a adquirir las pastillas.
La conferencia acabó con un Martínez optimista, que afirmó haber creído en este proyecto desde sus inicios. Sin embargo, reconoció la dificultad de este desde un principio. De todos se mostró orgulloso y afirmó que “si creo en algo, lo voy a llevar a cabo hasta las últimas. Si no sale, que no sea porque he tirado la toalla”.
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