dijous, 24 d’abril del 2008

San Jordi, Barcelona en la calle


La calle Tallers se encuentra repleta de personas de aquí para allá. Nada extraño teniendo en cuenta que es una de las calles más transitadas del centro de Barcelona. Al llegar a la calle Pelayo, todo son cuerpos sin rumbo, las personas tan sólo pasean. Es San Jordi; una fiesta muy celebrada aquí en Cataluña. Algunas personas prefieren llamarlo el “segundo día de los enamorados” -el primero, San Valentín- o el “día de la rosa y del libro”.

Las calles que rodean Plaza Cataluña están abarrotadas. Hoy todas las librerías han sacado sus libros a la calle. De la misma forma que los libros ocupan gran parte de las aceras, las rosas son hoy también las protagonistas. Miles y miles de rosas rojas así como blancas, azules y  multicolores llenan las calles de Barcelona dándoles un color especial. Oigo como una mujer con una rosa en mano le pregunta a un vendedor del Fnac: “¿cuál es el libro más vendido?”, a lo que el joven dependiente contesta rápidamente: “El juego del ángel de Carlos Ruiz Zafón, y con diferencia”.

Colas y colas de personas alrededor del “Triangle” esperan a que alguno de sus autores favoritos les firme un autógrafo. Niños y adolescentes esperan bajo un sol infernal a la una del mediodía a que el joven rapero, Porta, les firme un libro que acaba de publicar. Así es, un libro, no un disco.

Voces familiares provenientes de un altavoz me llaman la atención. Corro hacia ellas, y ahí está Manel Fuentes en directo para Catalunya Radio desde Plaza Catalunya. Sube al escenario, donde se encuentra Manel Fuentes, una chica joven. Tras unas bromas, la joven se decide a cantar una canción de Manu Guix, Tres minuts; pero no sin el acompañamiento de Guix al piano. Desde luego, es una chica extrovertida.

Me dirijo a la misma Plaza Cataluña al ver la cantidad de personas que se concentran en la plaza. No podía ser menos, TV3 ha decido emitir “Els matins” de Josep Conill en directo. Es todo un éxito, sobre todo en el momento en que Josep Conill empieza a repartir rosas. Gritos de mujeres dicen: “Conill quiero una rosa”, “Josep, aquí, aquí también queremos rosas”.

Decido dirigirme hacia las ramblas para ver cómo conviven los quioscos, las tiendas de animales y los estantes propios del día de Sant Jordi. La cantidad de gente que sube y baja las ramblas es sorprendente. Nadie limita el tráfico de transeúntes, se nota; a cada paso, un movimiento sútil para no toparse de frente con otro individuo. El paso a los coches está muy  restringido en las ramblas. De hecho la muchedumbre pasa a ocupar la carretera.

Es festivo. Los tambores, los cánticos y los bailes procedente de la calle San Pau lo demuestran muy bien. Es un día para disfrutar con todos.