dijous, 24 de març del 2011

“A veces toca cuartear un rubí y otras tasar unos dientes postizos”


Es: Gustavo Figuera

Nacido en: Barcelona

Me dedico a: El mundo de las piedras preciosas

Ideología: No es oro todo lo que reluce

Una joyería familiar con casi un siglo de vida puede convertirse en cuestión de días en una cadena de establecimientos destinados a la compra y venta de oro, llamados “Aurum Quatro”.

¿Causa? Hay que saber adaptarse a las circunstancias del momento.

¿Razón? Una actitud previsora y muy rentable.

Parece ser que el patrón del oro sigue funcionando de maravilla…

Sí, la verdad es que sí y más ahora que todo el mundo se desprende de sus joyas con gran facilidad para salir del paso.

¿Siente haber traicionado a la joyería, a sus estudios de gemología y a su espíritu creativo?

¡No me haga sentir tan mal! Si he traicionado a alguien ha sido a mi mismo, ya que ahora realizo un oficio muy sencillo y nada comparable a lo que realizaba antes, no tengo contacto con las piedras y me dedico a ir de tienda en tienda controlando las cuentas y escuchando historias de lo más curiosas.

¿Por ejemplo…?

Los clientes traen todo tipo de objetos de oro, desde prótesis dentales, alianzas, relojes falsos de imitación y hasta réplicas de oro que dicen haber encontrado no saben dónde.

Al menos debe de ser entretenido. ¿Alguna anécdota en especial?

Abrí Aurum Quatro hace un año y con lo que he vivido en este periodo podría crear una parodia de mafiosos. La primera situación que recuerdo fue la de una mujer que me trajo su dentadura hecha de prótesis de oro en una bolsa, ella intentaba explicarme lo que quería pero era difícil comprenderla ya que desgraciadamente, todos sus dientes estaban dentro de la bolsa. La anécdota más impactante de todas fue la de un hombre, de buen ver, que trajo una revólver de oro para que se lo tasase. Era alemán y debido a mi inexperiencia en la legalidad de este ámbito, me di por desentendido y rechacé el pedido.

¿La crisis económica ha llevado a un cambio en el perfil de sus clientes? ¿Ha aumentado el sector de la clase media-alta?

El perfil de nuestros clientes habituales es bajo económicamente, aunque también acude gente más adinerada que vende su oro porque proviene de herencias que deben compartir, parejas separadas que se quieren desprender de cualquier objeto marital. No obstante también hay personas de clase acomodada que acuden asiduamente, algo que no solía pasar anteriormente.

Involuntariamente y sin conocimiento alguno, los establecimientos de compra y venta de oro parecen estar ligados a un negocio clandestino, turbulento. ¿Qué opina de esta visión?

Este prejuicio lo originan las propias personas cuando se ven obligadas a vender sus objetos valiosos por causas varias, que acostumbran a ser causas no deseadas, y por lo tanto crean recelo e incomodidad hacia este tipo de negocio. No les gusta ser vistas realizando “esta transacción”, pero ya me dirá, ¡parece ser más segura que los bancos hoy en día!

Sus establecimientos se encuentran en los municipios de cercanías, ¿no optó por Barcelona?

Barcelona ya tiene muy explotada esta fórmula de comercio, hay mayor competencia y juego desleal. Por ello decidí apostar por los municipios de Montgat, Vilassar y Santa Coloma. Los alquileres son más baratos, la clientela es prácticamente nueva y el boom de estos negocios aun no ha explotado así que de momento funciona muy bien.

¿ Y qué piensa hacer con el espacio de su antigua joyería?

Por el momento nada, puede que lo alquile y cuando haya obtenido los beneficios que me propongo con mi actual oficio intentaré volver a abrirla y a diseñar alguna joya pero también sé que será difícil porque mis clientes se habrán fidelizado a otros joyeros y habré perdido el contacte con mis proveedores.

La gemología es un comercio donde la confianza del clientes es muy importante por lo visto…

Sí, mucho. Las joyas son piezas valiosas y significativas, tú no las encuentras, te encuentran a ti. Por eso, cuando das con el producto que te gusta, acostumbras a acudir siempre a la misma joyería. No es tan sólo el producto material en sí, sino también el trato personal, conocen tus gustos y los precios no son nunca un número fijo.

¿Cuál es su piedra preciosa favorita?

El rubí.

¿Por qué?

Porque es una piedra muy sensible y exigente, es decir, su valor depende mucho de su color y pureza.