A lo largo de estas últimas semanas, las cadenas de televisión han estado constantemente actualizando cuál era la última hora del caso de Marta del Castillo, una chica asesinada y posteriormente arrojada al río Guadalquivir por su presunto ex novio. Pero parece ser que el periodismo actual ya no solo trata de cubrir la información de manera objetiva e imparcial sino que los distintos medios intentan ir más allá, es decir, especulan sobre lo que conlleva un conflicto como éste utilizando datos poco contrastados. Las distintas cadenas han optado por involucrarse de manera abusiva y en muchas ocasiones con un tratado éticamente incorrecto. ¿Hasta qué punto es lícito invitar a una menor de tan solo 14 años, actual novia (o ya ex novia) del presunto asesino, a un programa e incluirla en un debate de la turbulenta situación del caso?
Por otro lado, el uso de redes sociales como la de “Twenti” en el caso de la chica fallecida, ha permitido que algunos medios vulneren la intimidad de ésta usuaria al utilizar las fotos publicadas por la menor. Pero no sólo eso, cabe destacar la sinvergüenza de determinadas cadenas de televisión, las cuales critican a otras por el tratado que se ha hecho del caso mientras utilizan las mismas imágenes vetadas y a testimonios con declaraciones contradictorias.
Los padres de Marta, tomando como referencia el caso de Mari Luz y aprovechando el continuo debate social que ha causado el incidente, han improvisado ruedas de prensa delante de sus casas para reclamar un cambio en el Código Penal para que incluya la cadena perpetua y que endurezca las penas para los menores de edad. De hecho, han llegado incluso a pedir una audiencia con el presidente del país José Luis Rodríguez Zapatero ya que justifican que esta es su última esperanza para seguir luchando.
Ya no hay límites establecidos en el tratamiento periodístico, pues muchos de ellos se ajustan muy poco al Código Deontológico. Así pues, parece ser que la infantilización de algunos medios en la actualidad es la que de verdad gana en audiencia y, a pesar de sus críticas, un claro reflejo de nuestra sociedad actual.
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